lunes, 21 de abril de 2014

MI PRIMERA VEZ


Cuando llegué a mi primer juzgado estaban de alarde (para los profanos en esto de los juzgados, un alarde es como un inventario de todos los procedimientos que se están tramitando y se hace cuando se va un juez a otro destino, para que el nuevo juez sepa lo que va a encontrarse). Aquello era una locura porque faltaban tres días para terminarlo y todos andaban muy  liados.

A un juzgado hay que ir aprendidos (de esto me he dado cuenta con el tiempo), porque el organismo que te envía a hacer la sustitución o a cubrir la plaza vacante, no te enseña nada del trabajo que vas a hacer. Si sabes bien, y si no, peor para ti (y para el juzgado, claro). Y si tienes suerte y tus compañeros son comprensivos y tienen tiempo, te irán enseñando cómo funciona el juzgado. Si no, te buscas la vida. Literalmente. Llamando a antiguos compañeros, o mirando los procedimientos que tienes en el armario y viendo cómo los han tramitado, o tú verás, pero tu mesa está llena de papel y hay que ponerlo al día. 

Yo soy del cuerpo de Auxilio Judicial (el último mono del juzgado), así que para hacer mi trabajo no hace falta ser doctorado en Derecho ni ser ingeniero aeronáutico. Aprendes cómo se hace el correo (parece mentira que haya que aprender algo así), cómo funciona la fotocopiadora, alucinas viendo por primera vez un exhorto, o una providencia, o una diligencia de ordenación, memorizas quién lleva cada procedimiento para cuando llamen por teléfono y, sobre todo, rezas para no cagarla.  Eso, en el primer destino, luego si eres normal ya vas aprendiendo a organizar el archivo, a pasar sala (los juicios, de los que hablaré en otro post) e incluso a tramitar mejor que algunos gestores. 

Pues eso, que ahí estaba yo, asustada y fijándome mucho en lo que hacía, cuando de pronto llega el juez y me pregunta si ya me han enseñado a hacer SPs. Le digo que no y quiero que la tierra me trague y pienso que como para saber hacerlo si no sé ni lo que es. Me lo apunto para preguntarlo luego a las compañeras que tramitan. 

Al día siguiente me dan un papel con unas instrucciones. Así, tal cual lo cuento: 

Abro el programa para tramitar, escribo el número que me han apuntado a boli en la denuncia. Pulso intro dos veces. Pulso F6, vuelvo a dar intro, luego tecla espaciadora, otra vez F6, otra vez intro. Escribo el número de atestado, intro. Escribo el número de Registro General, otra vez intro y por fin F6. Y así con todas las denuncias. 

Bueno, seguramente las teclas eran otras, pero las instrucciones eran parecidas a estas. Luego en otros juzgados aprendí que eso que estaba tramitando sin saber lo que hacía eran archivos provisionales de Diligencias Previas.  Ese fue el curso que me dieron. Y claro, yo no sabía distinguir el número de atestado, del número de registro ni sabía cómo funcionaba el programa de justicia en esa Comunidad Autónoma (ni en ninguna otra), ni sabía hacer la o con un canuto por mucha oposición que me hubiera preparado. 

No culpo a la compañera que me pasó el papel. Para qué iba a perder el tiempo explicándome nada, si yo iba a estar ahí poco más de un mes. Ella no había inventado el sistema de lanzar a una persona a un juzgado sin tener ni idea de lo que tiene que hacer. Ella no había inventado el sistema de poner a un agente judicial a tramitar cuando no está en el juzgado para eso. Y eso pasaba en una Comunidad en la que para incluirte en la bolsa de interinos se exigía experiencia previa o haber aprobado algún examen de la oposición. En otras CCAA ni siquiera piden eso. Pero tampoco te enseñan, no. 

Algunos ya sabéis porqué la justicia va como va, otros empezáis a entenderlo. Viva la justicia. ¡Viva el vino!.

2 comentarios:

aelm77 dijo...

Hola:
La verdad es que me ha hecho mucha gracia tu entrada. Soy opositora/ opositando a gestión y me ha dejado con ganas de mas capitulos la historia de tu primer día y como no....la frase a lo blade runner que da ganas de saber más, así que anímate y escribe lo que pasa en el backstage de los juzgados que hay gente leyendo

Themis Online dijo...

Gracias por comentar. Ahora me río, pero en aquel momento lo pasé regulín. Con los años aprendes a tomarte con más calma las cosas, aunque lo que no quiero perder es las ganas de hacerlas bien. Un saludo. :)